King Camp Gillette (1855 -1932). Desde los 21 empezó a
trabajar como viajante comercial. A los 35 años ingresó como vendedor en la
Baltimore Seal Company, cuyo presidente era William Painter, quien se había
enriquecido al inventar una tapa de corcho para botellas de cerveza y otras
bebidas. En una ocasión, éste le dio un consejo que acabó convirtiéndose en una
obsesión para él: "Si quieres hacerte rico, inventa un objeto desechable
que la gente consuma una y otra vez."
En
1895 a los cuarenta años, mientras se afeitaba frente al espejo, tuvo por fin
la visión tan largamente deseada, cuando imaginó la hoja de afeitar desechable. Llevar adelante su proyecto con la tecnología
del siglo XIX hizo que resultara prácticamente imposible construir las hojas de
afeitar que soñaba, porque en aquel momento el acero fino barato era muy
difícil de trabajar y de afilar. El
proceso de cristalizar su idea le tomó 8 años.
En
1903, Gillete Company apenas vendió 51 maquinitas de afeitar y 168 hojas. Entonces, abandonado por sus
conocidos y por muchos de sus inversores, la tenacidad de Gillette y el talento
industrial de William Nickerton, ingeniero jefe de la empresa, consiguieron
salvar la situación del negocio, mejorando el diseño y la promoción de su
invento.
Al
año siguiente, gracias a sus bajos precios, y a las técnicas de fabricación
automatizadas, así como a la publicidad vendió 90.884 máquinas de afeitar y
cuchillas de 123.648.Trece
años después alcanzaría la cima al obtener un pedido de 3,5 millones de
maquinitas y 36 millones de hojas de afeitar para equipar a los soldados del
ejército norteamericano. A partir de la propaganda que le hicieron los
soldados, el negocio empezó a dar sus frutos. Pero el propio Gillette entendía
que su producto podía rendir más aún y tuvo la idea clave: regalarle la
maquinita a todo aquel que cumpliera 18 años.
Así se aseguraba de vender para siempre su producto a todos los jóvenes que alguna vez se convertirían en adultos. Por esa acción, él es conocido como el creador del "freebie marketing", sistema por el cual, a partir de un regalo, el cliente se vuelve cautivo. También, es recordado por ser uno de los primeros empresarios en usar deportistas y famosos en la publicidad de sus productos.
Continuamente
decía respecto a las hojas de afeitar: “No hay ningún producto para individuos
universalmente más conocido o ampliamente distribuido. Lo he encontrado en el
pueblo más nórdico de Noruega o en el corazón del Desierto de Sahara.
Me
gustaría un día poder decir: “Las NIIF son aplicadas en todas las empresas del
mundo”.
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