miércoles, 15 de agosto de 2012

La persona visionaria sigue sus objetivos


King Camp Gillette (1855 -1932). Desde los 21 empezó a trabajar como viajante comercial. A los 35 años ingresó como vendedor en la Baltimore Seal Company, cuyo presidente era William Painter, quien se había enriquecido al inventar una tapa de corcho para botellas de cerveza y otras bebidas. En una ocasión, éste le dio un consejo que acabó convirtiéndose en una obsesión para él: "Si quieres hacerte rico, inventa un objeto desechable que la gente consuma una y otra vez."

En 1895 a los cuarenta años, mientras se afeitaba frente al espejo, tuvo por fin la visión tan largamente deseada, cuando imaginó la hoja de afeitar desechable.  Llevar adelante su proyecto con la tecnología del siglo XIX hizo que resultara prácticamente imposible construir las hojas de afeitar que soñaba, porque en aquel momento el acero fino barato era muy difícil de trabajar  y de afilar. El proceso de cristalizar su idea le tomó 8 años.

En 1903, Gillete Company apenas vendió 51 maquinitas de afeitar  y 168 hojas. Entonces, abandonado por sus conocidos y por muchos de sus inversores, la tenacidad de Gillette y el talento industrial de William Nickerton, ingeniero jefe de la empresa, consiguieron salvar la situación del negocio, mejorando el diseño y la promoción de su invento.

Al año siguiente, gracias a sus bajos precios, y a las técnicas de fabricación automatizadas, así como a la publicidad vendió 90.884 máquinas de afeitar y cuchillas de 123.648.Trece años después alcanzaría la cima al obtener un pedido de 3,5 millones de maquinitas y 36 millones de hojas de afeitar para equipar a los soldados del ejército norteamericano. A partir de la propaganda que le hicieron los soldados, el negocio empezó a dar sus frutos. Pero el propio Gillette entendía que su producto podía rendir más aún y tuvo la idea clave: regalarle la maquinita a todo aquel que cumpliera 18 años. 

Así se aseguraba de vender para siempre su producto a todos los jóvenes que alguna vez se convertirían en adultos. Por esa acción, él es conocido como el creador del "freebie marketing", sistema por el cual, a partir de un regalo, el cliente se vuelve cautivo. También, es recordado por ser uno de los primeros empresarios en usar deportistas y famosos en la publicidad de sus productos.
Continuamente decía respecto a las hojas de afeitar: “No hay ningún producto para individuos universalmente más conocido o ampliamente distribuido. Lo he encontrado en el pueblo más nórdico de Noruega o en el corazón del Desierto de Sahara.

Me gustaría un día poder decir: “Las NIIF son aplicadas en todas las empresas del mundo”.






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