Ivy Lee (1877-1934), consultor estadounidense, pionero en visualizar la
importancia de las relaciones públicas en las empresas. Por eso, fundó en 1904
el primer despacho de RR.PP. en Nueva York.
Dos años más tarde, coincidiendo con un período de huelgas, la industria del
carbón solicitó sus servicios. Él aceptó con la condición de tener completa
libertad para comunicar a la prensa
de forma clara y precisa toda la información relevante. Este planteamiento era
revolucionario en una época en la que los periodistas manipulaban la información
a cambio de dinero. Su estrategia para mejorar las relaciones entre las
empresas tanto con sus empleados y la comunidad se basó en presentar los
hechos desde todos los puntos de vista. De esta forma, logró naturalizar el
suceso y evitar crear mayor expectativa, a la vez que se inició la era de la
libre información.
Entre los otros aportes que hizo a las RR.PP. se considera que rompió
con la confusión entre esta disciplina y publicidad,
puso en marcha el llevar a cabo acciones ofensivas y no solo defensivas y
planteó el mecenazgo
para humanizar a los empresarios y sus negocios.
Se comenta que en una ocasión
estaba almorzando con Charles M. Schwab, magnate del acero, cuando éste le
planteó un gran desafío al decirle: “Muéstreme la manera en que pueda lograr
hacer más cosas con mi tiempo y le pagaré el honorario que usted desee, dentro
de lo razonable”.Entonces, él le dio una hoja en blanco y le sugirió: “Escriba
cada noche todas las cosas que tenga que hacer al otro día y numéralas por su
orden de importancia. Por la mañana, lo primero que debe hacer es empezar a
trabajar con la tarea número 1 de su lista, finalizarla y tras ello comenzar
con la número 2, terminarla y continuar con la número 3… así sucesivamente”.
Contando con su atención,
continuó: “No se sienta preocupado si no logra terminar todas las actividades
que había escrito en su lista. Cuando termine el día, deséchela y elabore una
nueva con las obligaciones del próximo día”. Y finalizó: “Si con este método no
puede hacer que su tiempo se aproveche de mejor manera, no podrá hacerlo con ningún
otro. Pruébelo durante unos días y luego págueme lo que usted considera que
vale este consejo”.
Unas semanas después, Schwab
le envió un cheque por 25 mil dólares. Unos años más tarde, reconoció que esa
fue la lección más importante y rentable que pudo aprender en toda su carrera
empresarial y de negocios.
Se le atribuye, entre otras muchas, la siguiente expresión:
“Decir siempre la verdad.”
Reflexionando al respecto twittié:
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