miércoles, 3 de octubre de 2012

El líder debe actuar coherentemente con los valores de la empresa



James E. Burke (1925-2012). Ejecutivo norteamericano que laboró durante 40 años en Johnson & Johnson, desempeñándose como su Presidente Ejecutivo de 1976 a 1989.

Se cuenta que cuando James Burke fue jefe de nuevos productos en Johnson & Johnson, uno de sus primeros proyectos fue una pomada para frotar en el pecho de los niños. Este ungüento falló y él pensó que sería despedido cuando fue llamado a la oficina de su jefe. Sin embargo, para su sorpresa, el Señor Johnson preguntó:

-    ¿Es usted el hombre que costó tanto a nuestra compañía?


Burke asintió con honestidad

Bueno,… quiero que tomes riesgos,… si no lo hacemos, nunca creceremos. De eso se tratan los negocios.

Años después, él fue nombrado su presidente ejecutivo. Cuando se desempeñaba en este cargo, le tocó afrontar la crisis que se originó porque alguien había puesto veneno en las tabletas de Tylenol en Estados Unidos, ocasionando la muerte de varias personas. Entonces se vio frente a una de las decisiones más difíciles de su vida ¿Debería retirar las tabletas de todos los establecimientos?

El costo que representaría el retiro sería enorme y hacerlo o no conllevaba complicaciones legales. No obstante, su decisión fue retirar el producto, fundamentado en los valores sobre los que descansa su compañía. El Credo de Johnson & Johnson, establecido por quien le había preguntado años atrás si él era el responsable del fracaso, y que parecía haber quedado con el paso del tiempo como decoración en las paredes, comienza:

“Creemos que nuestra mayor responsabilidad es con los doctores, enfermeros y enfermeras y con los pacientes y con las madres y todos los que usan nuestros productos y servicios”.

Con esta decisión coherente, el Credo de la empresa fue respetado, y por ello, Burke es considerado desde entonces como un ejemplo de líder que conociendo los valores de su empresa actúo defendiéndolos y manteniendo la visión a largo plazo.  

Reflexionando al respecto twittié:

"Las empresas no son prisioneras de su destino, pero sí corren, por causa-efecto, la suerte que establece el carácter de sus administradores. "



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