Miguel Ángel (1475–1564), fue un arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista.
Siendo muy joven Miguel
Ángel, Lorenzo di Pierfrancesco le comentó al observar una de sus piezas: “Si pudieras
darle un aspecto tal que pareciera haber estado enterrado mucho tiempo, lo
tomarían por antiguo y podrías venderlo mucho mejor”. El artista envejeció la
escultura y la envió a Roma para venderla como clásica. La obra se vendió como
procedente de un descubrimiento arqueológico al cardenal Rafaele Riaro. El cardenal
se enteró de la verdadera procedencia y dijo: “Si un artista tan genial como
para ser capaz de imitar así a los clásicos deseaba viajar hasta Roma y
trabajar allí, él lo acogería en su palacio”. Así Miguel Ángel se enteró, tomó
el camino del sur y viajó a la ciudad vaticana, donde comenzaría su
impresionante carrera.
Se le atribuye entre otras muchas la siguiente expresión:
“El mayor peligro para nosotros no está en poner metas altas y no alcanzarlas, sino en poner metas bajas y alcanzarlas.”
Reflexionando al respecto twittié:“El mayor peligro para nosotros no está en poner metas altas y no alcanzarlas, sino en poner metas bajas y alcanzarlas.”
Muy buena iniciativa Mario Arturo, voy siguiendo el blog y creeme aprendiendo algunas cosas nuevas y muy interesante. Te animo a que lo mantengas por mucho tiempo y compartas tus conocimientos con tus alumnos. M. Argudo
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