El rasgo distintivo
de Franz Kafka fue la discreción. Uno de sus compañeros, de una compañía de
seguros, encontró en una librería un volumen escrito por un autor que se
llamaba Franz Kafka, y corrió a enseñárselo: ni se le había pasado por la cabeza
que su compañero podía ser el autor. Además de esto, Dora Diamant, la chica que
le acompañó durante los últimos años, relata una anécdota: Kafka se encontró
con una niña en el parque que lloraba porque había perdido su muñeca. Él
improvisó: -La muñeca se ha ido de viaje- dijo.
-Estoy seguro de ello porque he recibido una carta-. Durante unas cuantas semanas, Kafka escribió las cartas que presuntamente le enviaba la muñeca y se las llevó día a día a la niña.
-Estoy seguro de ello porque he recibido una carta-. Durante unas cuantas semanas, Kafka escribió las cartas que presuntamente le enviaba la muñeca y se las llevó día a día a la niña.
“Si has iniciado un camino, sigue adelante a despecho de toda circunstancia.”
Reflexionando al respecto twittié:
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