Samuel Langhorne Clemens, conocido por el seudónimo de
Mark Twain (1835 – 1910). Curiosamente, nació durante una de las visitas a la
Tierra del cometa Halley, y predijo que también se iría con él; murió al
siguiente regreso a la Tierra del cometa, 74 años después. Fue un popular
escritor, orador y humorista estadounidense. Escribió obras de gran éxito como
El príncipe y el mendigo o Un yanqui en la corte del Rey Arturo, pero es
conocido sobre todo por su novela Las aventuras de Tom Sawyer y su secuela Las
aventuras de Huckleberry Finn.
Se comenta que un día, él fue a ver a su vecino para
pedirle prestado un libro.
- Lo lamento mucho, dijo el vecino, pero no puedo prestar
ningun libro.
He perdido tantos que he tomado la firme resolución de no permitir que salga uno más de mi casa. Sin embargo, lo invito, cordialmente, a que venga a leer mis libros en mi biblioteca.
He perdido tantos que he tomado la firme resolución de no permitir que salga uno más de mi casa. Sin embargo, lo invito, cordialmente, a que venga a leer mis libros en mi biblioteca.
Mark Twain, no dijo nada, y se sentó a leer un libro que
había escogido.
Algunos días después, el vecino llegó a visitarlo para
pedirle prestada su podadora de pasto. En ese momento, el escritor sonrió
amablemente y dijo:
-Perdóneme, pero, he tomado la firme resolución de que
ninguno de mis utensilios salga de mi casa. Usted puede, si lo desea, venir a
sevirse de cualquiera de ellos en mi jardín.
Se le atribuye, entre otras muchas, la siguiente expresión:
“Aléjate de la gente que trata de empequeñecer tus ambiciones. La gente pequeña siempre hace eso, pero la gente realmente grande, te hace sentir que tú tambien puedes ser grande.”
Reflexionando al respecto twittié:
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