Lewis Carroll
(1832-1898), diácono anglicano, lógico,
matemático, fotógrafo y escritor británico,
conocido sobre todo por su obra Alicia
en el país de las maravillas y
su secuela, Alicia a través
del espejo.
Se encontraba una vez
en el vagón de un tren con una señora y su hija, que venía leyendo "Alicia
en el país de las maravillas". Cuando la niña cerró el libro, él se puso a
hablar con ella acerca de la historia. Entonces, la madre se unió a la
conversación. Sin saber que su interlocutor era el autor de la obra, la mujer
comentó: "¿No es triste lo del pobre Señor Carroll? Se volvió loco,
sabe...".
"¿De veras? -preguntó el autor- nunca había escuchado eso". "Oh, yo le aseguro que es cierto, me lo contó alguien de quien no se puede dudar". Antes de separarse de ella, Carroll obtuvo permiso para enviarle un regalo a la niña, quien pocos días después recibió un ejemplar de "A través del espejo" con la dedicatoria: "Del autor, como recuerdo de un viaje agradable".
"¿De veras? -preguntó el autor- nunca había escuchado eso". "Oh, yo le aseguro que es cierto, me lo contó alguien de quien no se puede dudar". Antes de separarse de ella, Carroll obtuvo permiso para enviarle un regalo a la niña, quien pocos días después recibió un ejemplar de "A través del espejo" con la dedicatoria: "Del autor, como recuerdo de un viaje agradable".
“Puedes llegar a cualquier parte, siempre que andes lo suficiente. ”
Reflexionando al respecto twittié:
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