Desde muy temprana edad mostró su gusto por la soledad y la oración.
En cierta ocasión, encontrándose enferma, se enteró
de que había una viuda muy pobre con hijos por alimentar. Santa Catalina hizo
un gran esfuerzo, se levantó y, cuando aún no había amanecido salió con comida
para aquella familia. Con gran esfuerzo, logró llegar y descargó los víveres intentando
marcharse sin que se enteren, pero al hacer ruido despertó a la mísera ama de
casa. Catalina quiso huir, entonces, se quejó filialmente al Señor:
-¿Quieres hacer saber mis tonterías a cuantos hay aquí? Y ordenó a su cuerpo hacer un nuevo esfuerzo:-¡Camina, aunque tengas que morir! Intentó arrastrarse hasta afuera, pero la beneficiada logró reconocerla finalmente.
-¿Quieres hacer saber mis tonterías a cuantos hay aquí? Y ordenó a su cuerpo hacer un nuevo esfuerzo:-¡Camina, aunque tengas que morir! Intentó arrastrarse hasta afuera, pero la beneficiada logró reconocerla finalmente.
Se le atribuye entre otras muchas la siguiente expresión:
“Nada grande se ha conseguido sin gran perseverancia. ”
Reflexionando al respecto twittié:“Nada grande se ha conseguido sin gran perseverancia. ”
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